martes, 25 de noviembre de 2008

EL REGALO MAS PRECIADO

Luego de una semana atareada, llegó el domingo. Como de costumbre, la familia se levantó más tarde para poder recuperarse del trajín semanal. Pero ese domingo era especial, era el día de la madre; por lo que Agostina, de siete años estaba despierta desde temprano y más inquieta que nunca, esperando que la levantaran, ya que debido a su enfermedad no podía hacerlo por sí misma. Al escucharla, Elsa , la mamá, fue hasta su habitación y saludándola dulcemente la levantó, sentándola en su silla de la cocina para desayunar, sin advertir que día era. La pobre niña seguía inquieta, pues nadie le alcanzaba el regalo que debía entregar. Pidió sus lápices de colores y hojas, pasó toda la mañana dibujando y pintando tan bien como sus manos se lo permitían. Al mediodía, se sentaron a almorzar y Agostina extendió a su madre una hoja, temerosa y avergonzada, mientras decía que no contaba con dinero para adquirir un regalo, donde con letras prestadas decía "FELIZ DÍA MAMA", con un pimpollo de rosa dibujado por ella. A Elsa se le llenaron los ojos de lágrimas y abrazó a su hija muy fuerte. Fue el regalo más preciado que había recibido en su vida, hecho con un esfuerzo inconmensurable y con mucho amor, ante la distracción de los mayores de la casa por no haber alcanzado a tiempo un paquete que habían comprado con antelación.